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El partido de Lula se debate entre agitar las calles o buscar ya su relevo

miembros de la policia
Miembros de la policía custodian la concentración de manifestantes a favor del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva Lula cerca de la sede de la Policía Federal de Curitiba (Brasil) / EFE.

El Supremo podría liberarlo si acepta revisar la norma que envió al ex presidente a prisión

9 de abril de 2018 – Agencias.

seis meses de las elecciones presidenciales en Brasil, los aliados del ex presidente Lula da Silva y también sus principales adversarios se encuentran en una encrucijada. Seguir peleando por el líder del Partido de los Trabajadores –intensificando la presión en las calles– o buscar ya un candidato. Mientras tanto, continúa el entramado judicial en el que todo puede cambiar en las próximas horas. Después de dos días cargados de giros inesperados, el ex mandatario ingresó el sábado en una prisión de Curitiba ante la expectativa de un país dividido entre quienes le aman y le odian. «Desde la cárcel va a continuar ejerciendo su influencia y podrá explotar también el simbolismo de la victimización, como señaló en su discurso», afirma el analista André Cesar, de la consultora Hold. También podría trasladar esa popularidad a otro candidato. Es «un león enjaulado».

Durante su último pronunciamiento en libertad, el ex líder sindical dejó numerosos mensajes. Lula estuvo flanqueado gran parte del tiempo por los jóvenes precandidatos de izquierda Manuela d’Ávila, quien a duras penas contenía el llanto, y Guilherme Boulos, líderes del Partido Comunista do Brasil (PCdoB) y del alternativo PSOL, respectivamente.

«Ahora no hay nombres fuertes dentro de la formación. [Los exministros] Jaques Wagner, Fernando Haddad son personas cualificadas pero no tienen pegada, entonces Lula podría apostar por alguien de izquierda pero no necesariamente del PT», afirma el experto. Todavía es muy prematuro hablar de una posible unión de una izquierda tan fracturada como la brasileña. Quizás haya lanzado ese anzuelo para ver cuál es la reacción. Podría dejar que se devoren entre ellos y luego nivelar la balanza con su bastón de patriarca. Es un juego de tronos porque si el nuevo presidente es bendecido por Lula, seguramente en un futuro interceda por su liberación. Un pago de favores. «El escenario es ahora menos previsible y más pulverizado porque ya no hay una persona que polarice tanto como Lula», comenta Oliver Stuenkel, profesor de la Fundación Getúlio Vargas. Un nuevo panorama que, según varios analistas, podría neutralizar el ascenso de la extrema derecha, cuyo candidato Jair Bolsonaro aparecía segundo en las encuestas. «Quien más va a sufrir con el hecho de que Lula quede fuera va a ser Bolsonaro, porque él ha crecido como uno de los posibles antiLula y ahora la campaña va a tender a ser menos polarizada», añade.

En medio de este debate está el hecho de que Lula da Silva podría ser liberado rápidamente si la Corte Suprema modifica la norma que autoriza desde 2016 a encarcelar a personas condenadas en segunda instancia aunque aún dispongan de recursos judiciales. Un grupo de abogados, entre los que se encuentra el juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Marco Aurélio Mello, anunció ayer que pedirá incluir en la agenda un nuevo debate que podría zanjar las divergencias internas que persisten en la corte sobre ese tema.

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