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El plano del edificio desmiente la coartada chavista sobre la muerte del concejal opositor

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Los baños donde se produjo el presunto suicidio carecen de ventanas, tal y como demuestra el croquis al que han accedido los medios

12 de octubre de 2018 – Caracas – Agencias.

“Solicitó ir al baño y estando allí, se lanzó al vació desde un piso 10”. Las palabras dichas por el fiscal general Tarek William Saab el lunes 8 de octubre ocurrieron cuando no habían transcurrido dos horas de la muerte del concejal Fernando Albán. El opositor estaba preso en la policía política venezolana desde el viernes 5 de octubre, cuando fue apresado en el aeropuerto a su regreso de Estados Unidos. Se le acusó de haber conspirado para matar a Nicolás Maduro.

Ese mismo día, el ministro de Interior, Néstor Reverol, dio una versión distinta: “En el momento que el detenido iba a ser trasladado al tribunal, encontrándose en la sala de espera del Sebin, se lanzó por una ventana de las instalaciones cayendo al vacío, ocasionándole la muerte”.

Dos días después Tarek Saab se contradijo también: “Al momento del almuerzo, Albán se levantó abruptamente de la mesa, diciendo que quería ir al baño. Él aprovecha esa circunstancia y corre hacia una ventana panorámica, que se encontraba en el pasillo, del piso 10 de la sede del Sebin, y se lanza al vacío. Aquí nunca se ha dicho que se lanzó desde el baño”.

Durante su declaración, el Fiscal General mostró fotografías del lugar del salto, unos ventanales “a tres metros del baño que él solicitó”.

Tres versiones para un mismo suceso. Tres versiones en torno a lo que ocurrió en el piso 10 de la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), una torre muy custodiada que se yergue como mole gris en el centro geográfico de la capital venezolana.

Las versiones oficiales coinciden solo en dos aspectos: que fue suicidio y que fue desde el piso 10. Fuentes internas del Sebin han comenzado a difundir información desde adentro. Por ejemplo: el plano estructural del edificio llegó a varios periodistas antes de que Saab cambiara su versión y demostraba que en los baños no hay ventanas.

Se detalla que la sala de espera que mencionó Reverol tampoco tiene ventanas. Y cuesta pensar que Albán haya corrido por un pasillo hasta alguno de los cristales, pues están ubicados en oficinas. En cualquier caso, las ventanas de ese piso o no abren, por seguridad, o lo hacen tan solo 30 grados. La defensa del concejal cuestiona las afirmaciones oficiales pues se preguntan cómo un detenido pudo hacer lo que se pregona sin impedimento por parte de sus custodios. Y, más allá, ¿es lógico que una ventana panorámica esté abierta en un piso 10?

Informantes del Sebin sostienen que en el piso 10 no hay comedor. Confirman lo que ha dicho la diputada Delsa Solórzano, integrante de la comisión de Política Interior del Parlamento: “Allí quedan las oficinas de Gustavo González López”, el director del organismo, “y de la Dirección de Contrainteligencia”. Su colega Julio Borges, desde el exilio, agregó que en el lugar también queda el despacho del almirante Aldo Gregorio Lostracco Lucena, director de Inteligencia del Sebin, a donde, aseguró, fue llevado Albán antes de su muerte.

“Mentira podrida”

El partido Primero Justicia denuncia que Fernando Albán fue asesinado mientras era torturado. La exfiscal Luisa Ortega Díaz, sustituida por Saab de manera irregular por orden de la asamblea constituyente, dijo en Colombia que al político lo “bolsearon”. Es decir, lo asfixiaron con una bolsa plástica.

William Jiménez, abogado y excoordinador de investigaciones estratégicas del servicio forense venezolano durante 2017, y ahora exiliado en Perú, defiende tener datos “desde adentro” de la morgue donde se practicó la autopsia al cadáver. “Cuando se examinaron los pulmones, se observó líquido, agua. Eso hace presumir que la persona se sumergió en agua o fue sometida a inmersión”. Su denuncia abarca una supuesta manipulación del acta de defunción por orden del ministro Reverol para evitar difundir que murió por ahogamiento y dejar el resultado de “politraumatismo”, como dice el documento firmado por Arnoldo Pérez, médico comunitario. “Él no participó de manera directa en la autopsia”, refiere Jiménez.

Zahir Amundaray fue director de Actuación Procesal de la Fiscalía a las órdenes de Luisa Ortega Díaz. Destituido por el chavismo, y ahora desde el exilio, explica que los procedimientos para la investigación criminal no se cumplieron a cabalidad, dejando un lapso de al menos 24 horas para que las evidencias y el lugar de los hechos hayan sido alterados. “Las ventanas deben tener huellas dactilares y hasta fibras de ropa, por ejemplo. Nada de eso se recolectó”.

Según informaciones extraoficiales, el funcionario que ordenó subir a Albán al piso 10 se llama Miguel Muñoz, jefe de la Unidad de Protección al Orden Democrático, cuyo paradero se desconoce, según fuentes enteradas. Julio Borges, además, ha acusado directamente a José Gregorio Gómez Lares, director de Contrainteligencia del Sebin, como “uno de los responsables del vil asesinato de Fernando Albán”, junto al director de Inteligencia de la institución, Aldo Lostracco.

Pero según Tarek William Saab, el detenido impactó el suelo estando con vida. “Eso de que lo ahogaron, de que lo asfixiaron, de que cayó muerto, es una mentira podrida que no debe repetirse. Quien la quiera repetir, que la pruebe. No podrá hacerlo”.

La versión chavista

Cuando Tarek William Saab mostró las “experticias rigurosas” del caso, afirmó que el teléfono móvil de Fernando Albán contiene 2.084 videos que, “sin adelantar elementos criminalísticos, pudieran explicar la conducta lamentable de Albán de atentar contra su vida”.

No dio más detalles. Pero en paralelo, un portal chavista publicó que se trataría de material pornográfico y hasta pedófilo. “La revelación de la posesión de dicho material en un proceso judicial pondría en severo cuestionamiento su reputación y prestigio entre familiares y allegados, y sería un motivo para evadir tal situación optando por una inmolación”, para convertirse en un mártir opositor.

Esta narrativa chavista está siendo impulsada por cuentas anónimas en redes sociales que también replican información oficial.

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