Farándula

El último escándalo en las cloacas de Hollywood

Kevin Tsujihara
Kevin Tsujihara, posando en una sala de proyección de Warner Bros en Burbank, California.

El jefe de Warner Bros, Kevin Tsujihara, obligado a dimitir tras hacerse público que intentó ayudar a una actriz con la que se acostó

22 de marzo de 2019 – Los Ángeles – Agencias.

En otra época, no tan lejana, sería casi un cliché. Un gran productor de Hollywood canoso y casado se acuesta con una joven aspirante a actriz con la promesa de que hará un par de llamadas para que la chica saque la cabeza en la industria. Ella está incómoda, pero parece asumir la transacción como parte de su profesión. Si hay rumores, no tendrán consecuencias. Pero en esa otra época no existían los mensajes de texto y, sobre todo, la industria del espectáculo no estaba sensibilizada con el abuso de poder. Así lo ha comprobado esta semana Kevin Tsujihara, presidente y director ejecutivo de Warner Bros, cuya carrera ha sido destruida por ese cliché.

A principios de marzo, Tsujihara parecía en el mejor momento de su carrera. El día 4 AT&T, la compañía matriz de WarnerMedia, había anunciado una reorganización en la que él iba a tener más poder. Además del legendario estudio de cine Warner, se iba a hacer cargo de Cartoon Network y la división de animación. Era lunes. Ese miércoles, The Hollywood Reporter publicó una espectacular exclusiva que sacudió la ciudad de las estrellas. Cuatro años de mensajes de texto del teléfono de Charlotte Kirk, una joven actriz británica. Los mensajes revelaban una trama de sexo por trabajo que implicaban a Tsujihara, al director Brett Ratner y al millonario australiano James Packer, con quien Kirk tenía una relación desde 2012.

El primer mensaje es del 27 de septiembre de 2013. James Packer escribe a Kirk, que entonces tiene 21 años, y le dice: “Tengo para ti la oportunidad de tu vida”. Le dice que vaya a un hotel de Beverly Hills inmediatamente a conocer a un tipo que le va a cambiar la vida. Ese hombre, según la documentación de la revista, es Kevin Tsujihara, de 54 años. Al final de la mañana, Kirk contesta a Packer: “¡No es muy amable! ¡Es muy insistente! Solo quiere follar y nada más, ni siquiera quiere hablar”.

Por aquel entonces, Packer estaba negociando un acuerdo con Warner para coproducir películas dirigidas por un tercer socio, Brett Ratner. El acuerdo se firmó y Warner se comprometió a cofinanciar con hasta 450 millones de dólares las películas de Ratner y Packer. En octubre de 2014, la actriz escribe a Packer: “No debería ser tan grave ponerme en una de tus películas. Te ayudé con Kevin, fue duro para mí pero lo hice por ti”. En otro texto, al director Brett Ratner, dice que fue “usada como el glaseado del pastel para tu acuerdo de financiación con Warner Bros”.

Los mensajes revelan una relación de casting couch (el término que se usa para referirse al sexo por trabajo en el cine) de libro. Una relación que continuó meses. Ella se fue frustrando porque no conseguía papeles importantes. En marzo de 2015, escribió a Tsujihara: “Ya sé que estás muy ocupado pero cuando estábamos en ese motel teniendo sexo me dijiste que me ibas a ayudar y cuando me ignoras como estás haciendo ahora me hace sentir utilizada. ¿Me vas a ayudar como dijiste?”. El jefe de Warner Bros le contesta que el jefe de uno de los estudios le contactará.

Es algo muy raro que el presidente de los estudios meta mano en papeles secundarios. En una de sus conversaciones, ella le pregunta si ha hablado con “sus chicos” sobre una serie de televisión para la que ha hecho una prueba. “Sí, he hablado con nuestra gente, ha causado algo de revuelo. Normalmente no llamo para cástings de este tipo de papeles. Está bien, solo tengo que tener cuidado”. Finalmente, Kirk conseguiría ir a varios cástings y tuvo pequeños papeles en películas de Warner: Vice, Mejor… solteras y Ocean’s 8.

Ella quería más. Papeles como Wonder Woman. A lo largo de los dos años siguientes los mensajes van siendo más y más impacientes, hasta el punto de sonar amenazantes para Packer, Tsujihara y Ratner, que acaban por ponerse en guardia. Le explican que la última palabra en estas cosas no la tiene el jefe del estudio (“si te vas a tirar a alguien por un papel tiene que ser el director o el productor”, le dice Ratner). En octubre de 2017, estalla el movimiento #MeToo y Ratner es uno de los primeros en caer. Seis mujeres le acusan de acoso sexual. Ratner no vuelve a trabajar, Warner anuncia que rompe toda relación con él y en abril de 2018 no se renueva el acuerdo de cofinanciación con su productora.

Tras las revelaciones, WarnerMedia abrió una investigación sobre Tsujihara. En un comunicado a los empleados, admitió: “Lamento profundamente haber cometido errores en mi vida privada que han causado dolor y bochorno a la gente que más quiero. También lamento que hayan avergonzado a la compañía y a todos vosotros”.

El 13 de marzo, habló ella. Negó ser la fuente de los mensajes, dijo que en aquella época, recién llegada a Los Ángeles era “arrogante e infantil”. “Nunca dejaré de luchar por ser yo misma, por los mejores papeles y por la carrera para la que he nacido”, terminaba en un comunicado.

El lunes 18, WarnerMedia anunciaba la dimisión de Kevin Tsujihara como presidente y CEO del estudio Warner Bros. Medido en términos de poder en Hollywood, Tsujihara es el ejecutivo de más nivel en caer por su comportamiento sexual después de Les Moonves (presidente ejecutivo de CBS Corporation), Harvey Weinstein (copresidente de The Weinstein Company) y Roy Price (jefe de Amazon Studios). Pero Tsujihara no es una víctima de MeToo. Nadie le ha denunciado. Su caída revela que el cambio de cultura en Hollywood es profundo y que una revelación así es un problema de relaciones públicas intolerable que se corta por lo sano. Marilyn Monroe dijo una vez que Hollywood era un “burdel abarrotado”. Igual lo sigue siendo, pero ya no se tolera que se sepa. Se acabaron los clichés.

Tras la dimisión, Kirk volvió a hablar. “Me da mucha pena que Kevin Tsujihara se vaya de Warner”, dijo, citada por Deadline. “Nuestra relación acabó hace muchos años. La publicación de la historia del Hollywood Reporter no tiene nada que ver conmigo. De hecho, traté de frenarlo. Las diferencias que tuviéramos en el pasado están olvidadas. Le deseo lo mejor en sus futuros proyectos”.

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