Editorial

Los campos electromagnéticos y nuestra salud

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22 de agosto de 2019 – por: Ing. Jairo Vargas (El Director).

Desde hace pocas décadas vivimos rodeados de nuevos campos electromagnéticos provocados por nosotros mismos y no es posible movernos sin encontrarnos en ellos. Las ondas electromagnéticas atraviesan muros y también pasan por nuestro cuerpo y de seguro dejan secuelas en nuestros órganos, huesos, nuestro sistema sanguíneo, linfático, nervioso, cardiaco y desde luego, en el cerebro.

Nuestro cuerpo no estaba acostumbrado al flujo de este tipo de ondas provocadas por antenas, celulares, móviles, tabletas, computadores, hornos microondas, etc.

Cada vez que nos conectamos a Internet, enviamos un SMS, descolgamos una llamada o comprobamos el estado de las redes sociales, un sinfín de campos electromagnéticos bullen a nuestro alrededor. Cualquier materia, tanto una pared como nuestro propio cuerpo, absorbe esa radiación.

El auge de las comunicaciones inalámbricas ha propiciado la ingente exposición del ser humano a esta contaminación electromagnética. Nadie puede escapar a su influjo. Las antenas, las zonas Wi-Fi, el Bluetooth: las ondas se encuentran en todas partes y a todas horas.

Y lo peor es que se han superado con creces los límites de emisión saludable.

Con el nacer de la telefonía en la década de los 80, se crearon diversos organismos para investigar sus efectos en la salud. Debido a que los resultados arrojados por estos estudios no fueron del todo positivos se optó por tomar medidas preventivas, de esta manera se establecieron niveles máximos de exposición electromagnética.

¿Y qué ocurrió?

El descontrol del mercado, la necesidad del consumo y el dios dinero, ha superado y paralizado la revisión de estos límites. Ni a los organismos internacionales ni a las empresas, les interesa obstaculizar la consolidación de la telefonía móvil e inalámbrica. Incluso en el 2011, la OMS emitió un informe negando cualquier vínculo entre los celulares, las ondas y el cáncer, a pesar de que estudios privados sostienen lo contrario.

Algunos datos estadísticos de registros poblacionales nos muestran realmente los efectos de la contaminación electromagnética:

Por ejemplo: Las estadísticas señalan que las personas que viven a menos de 400 metros de una antena de telefonía móvil presentan el triple de posibilidades de padecer cáncer. En estas zonas, curiosamente, la esperanza de vida es diez años menor que en otras regiones.

Así pues, los expertos relacionan la alta exposición a ondas electromagnéticas con los siguientes trastornos: Alteraciones inmunológicas: el cuerpo del ser humano se debilita y tarda más en sanar.
Aumento de la tensión sanguínea. Aumento del estrés. Perturbación del nivel de energía natural: lo cual deriva en cansancio, vértigo, desorientación y otros síntomas. Aumento de la temperatura corporal: posibilitando la aparición de quemaduras.

Además, la exposición a largo plazo a la contaminación electromagnética sea de bajo o alto nivel, posibilita las siguientes enfermedades, muchas de ellas mortales:

Fatiga, asma, depresión, enfermedades cardiovasculares, leucemia, cáncer y tumores cerebrales

Sin duda alguna, estos últimos trastornos son los más perjudiciales para la salud humana. Los teléfonos móviles, especialmente, son pequeñas centrales nucleares cuyas ondas pueden afectar a la cabeza y a otras partes del cuerpo. Se ha comprobado que, a largo plazo, puede provocar cáncer de testículos o cáncer de mamá en aquellos hombres y mujeres que llevan el celular junto al pecho o en los bolsillos del pantalón.

Pero aun faltan otros estudios para determinar si son causantes de enfermedades que no se conocían antes o eran extremadamente raras y que ahora aumentan de frecuencia, son tan solo unas pocas décadas desde la aparición de la telefonía móvil y aun no sabemos con certeza que otras contaminaciones electromagnéticas puedan causarnos daños. Nuevas tecnologías como 5G que significa también mayor potencia de emisión de las antenas para abarcar mas de los datos terminales. Muchos científicos piden que se reduzcan las tazas de contaminación a 0,1 mW, la red 5G superara con creces estos valores.

“Puede parecer ciencia ficción, pero no lo es. La existencia de hipersensibles nos adelanta lo que puede ser una epidemia a medio plazo pues todos somos susceptibles de padecer el problema. Pero la información no llega a la sociedad por su escasa presencia en los medios y porque, para abordar un problema, primero hay que reconocer que existe. Pero uno de los impedimentos es la poderosa industria que hay detrás”, abundó durante la conferencia Minerva Palomar, presidenta de EQSDS.

Nos corresponde a nosotros minimizar estos riesgos, por ejemplo, utilizar el manos libres del móvil, apagar el Wi-Fi del router cuando no se use, alejarse de las antenas de telefonía, pueden servir como tratamiento de una contaminación cada vez mayor, mientras los gobiernos toman conciencia sobre la contaminación electromagnética.

 

El Director
Ing. Jairo Vargas
[email protected]
Latino News, LLC

 

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