Salud

México: una nueva guerra antidroga deja más muertos que hace una década

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La guerra de México contra el narcotráfico parece haber vuelto, y podría ser peor que la sangrienta ofensiva gubernamental contra los cárteles entre 2006 y 2012. Antes la peor parte de la violencia se limitaba a unas pocas ciudades; ahora se extiende por todo el país. Antes no era raro que las bandas matasen a adultos pero dejasen a los menores ilesos; ahora, el asesinato de menores junto a sus padres se ha convertido en algo demasiado frecuente.

Y el que quizás sea el cambio más desconcertante: la sangrienta violencia de los cárteles enojó a los mexicanos y acaparó la atención intencional por la guerra contra el narco, que registró 27.000 homicidios durante su apogeo en 2011. Hoy en día, aunque el número de asesinatos en el país se incrementó hasta cerca de 35.000 el año pasado, el derramamiento de sangre parece recibir menos atención y generar menos indignación. Todo esto ha dejado a muchos mexicanos preguntándose qué camino tomar.

Esto fue evidente esta semana en Coatzacoalcos, una ciudad petrolera del estado de Veracruz donde, según residentes, las bandas luchan por controlar el territorio y extorsionan a los propietarios de negocios con amenazas de violencia. El martes en la noche, presuntos miembros del cártel de Jalisco se presentaron en el club nocturno Caballo Blanco, bloquearon las salidas y provocaron un incendio que mató a 28 personas atrapadas dentro, aparentemente porque el dueño se habría negado a pagar más extorsiones o porque vendió drogas de otro grupo.

Vanessa Galindo Blas perdió a su pareja de hecho, Erick Hernández Enríquez, en el ataque. Ambos nacieron en Coatzacoalcos pero habían hablado de marcharse. “Habíamos platicado de irnos de aquí para un lugar más seguro, para el futuro de nuestros hijos”, dijo Galindo Blas el jueves, mientras extendía sus manos sobre el ataúd metálico de Erick. Sobre el féretro descansaba una foto de él vestido con una camiseta con la frase “I Love Coatzacoalcos” (“Amo Coatzacoalcos”).

Pero no pudieron ponerse de acuerdo sobre su nuevo destino, en parte porque la violencia es ahora un problema en gran parte del país y ya no hay un sitio realmente seguro.

Con información de TELEMUNDO

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