Es la segunda ocasión en la que un presidente da la salida a este evento automovilístico, Bush fue el primero en 2004
18 de febrero de 2020 – Agencias.
“¡Caballeros, enciendan sus motores!”, exclamó Trump este domingo ante la grada del circuito de Daytona, en Florida, en la que no quedaba ni un asiento libre. El presidente de EE UU comenzaba así a la prueba automovilística de las 500 Millas de Daytona de la NASCAR, una de las competiciones más populares en el país. Los organizadores del evento nombraron a Trump como “gran mariscal” de esta cita ineludible para los amantes del motor, convirtiéndose en el segundo presidente en asistir a este evento. Anteriormente también pronunció estas famosas palabras George W. Bush, republicano, en 2004.
Tras sobrevolar a bordo del Air Force One, entre vítores, el óvalo de Daytona, Trump también bajó al asfalto para correr una vuelta simbólica en la limusina presidencial, conocida como ‘la bestia’ junto a los coches de los 40 pilotos que participan en la prueba. “No importa quién gane”, dijo a la multitud, “lo que más importa es Dios, la familia y el país”. El máximo interés estaba presente al tratarse de la primera justa de la temporada y la carrera más esperada de 2020, que completa 200 vueltas al circuito, o lo que es lo mismo, 500 millas (804 km).
Daytona Beach, convertida en los últimos años en la meca de la velocidad, construyó un circuito con forma de óvalo en 1936, cuyo trazado pasaba la mitad sobre asfalto y la otra mitad sobre arena. Este autódromo fue reemplazado en 1959 por el actual Daytona International Speedway, que desde entonces es un símbolo de este deporte en EE UU, además del circuito donde se disputan las 500 Millas de Indianápolis.
