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El avión de Lion Air tuvo cambios inusuales de altitud y velocidad en el vuelo anterior

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Personal del equipo de rescate muestra algunos de los objetos personales encontrados en el mar. ULET IFANSASTI. (GETTY IMAGES).

Los equipos de rescate utilizan radiobalizas submarinas para localizar el cuerpo del aparato y la caja negra

30 de octubre de 2018 – Singapur / Yakarta – Agencias.

Mientras se busca la caja negra del avión indonesio siniestrado para esclarecer lo ocurrido, afloran nuevos datos sobre la aeronave que arrojan algo de luz sobre la catástrofe. El avión Boeing 737 Max 8 de la aerolínea de bajo coste Lion Air que se estrelló este lunes en el mar de Java 13 minutos después de despegar de Yakarta tuvo cambios inusuales de altitud y velocidad durante el vuelo que realizó el día anterior, según datos recabados por la página web especializada en seguimiento de operaciones aéreas FlightRadar24.

Tras despegar de la localidad de Denpasar, en la isla de Bali, el domingo por la noche, la aeronave experimentó variaciones inusuales de altitud y velocidad durante los primeros minutos del vuelo, incluido un descenso de 265 metros en 27 segundos cuando lo que correspondía era un ascenso, antes de estabilizarse y volar hasta aterrizar en Yakarta.

Sin embargo, los pilotos mantuvieron el avión a una máxima altitud de 8.500 metros, en comparación con la altitud de 11.000 metros que habían tenido en la misma ruta en esa semana. Tras el accidente, el consejero delegado de Lion Air, Edward Sirait, contó a la prensa que la aeronave había tenido un problema técnico en el vuelo anterior y subrayó que se resolvió “de acuerdo con el procedimiento”, sin explicar lo sucedido.

Dos de los pasajeros del vuelo anterior del avión siniestrado publicaron mensajes en Instagram quejándose de problemas con el aire acondicionado y con las luces en cabina, además de un retraso de tres horas en el vuelo. “Estaba enfadada porque, como pasajero que ha pagado su billete, tengo todo el derecho a cuestionar la seguridad del avión”, ha afirmado uno de los pasajeros de ese vuelo, la presentadora de televisión Conchita Caroline. La mujer ha dicho que se escuchaba un ruido “extraño” de motor en el despegue y que continuó durante el vuelo.

Se desconoce si esos problemas en cabina están relacionados con el problema técnico mencionado el lunes por el consejero delegado de la aerolínea.

El vuelo de Denpasar a Yakarta aterrizó a las 22.55 horas el domingo, por lo que los ingenieros dispusieron de seis horas y media como máximo para hacer los controles previos para el vuelo desde Yakarta a Pangkal Pinang, que despegó a las 6.20 horas y se estrelló trece minutos después.

La aeronave era un Boeing-737 MAX que había entrado en servicio en verano. Que se tratase un modelo nuevo no tiene por qué tener relación con el accidente, opina Shukor Yusof, experto en aviación de la consultora Endau Analytics, en Singapur. “No hay fundamento para vincularlo”, subraya.
Búsqueda de la caja negra

Mientras, siguen las tareas para localizar los cuerpos de los pasajeros y la tripulación. Más de 24 horas después de que el vuelo JT610 se estrellara, las esperanzas de hallar supervivientes se han desvanecido completamente. Medio centenar de buzos retomaron este martes las operaciones de búsqueda de víctimas, que pueden haber quedado atrapadas dentro del fuselaje del avión, mientras se utilizan embarcaciones y radiobalizas submarinas para localizar el cuerpo y la caja negra del aparato.

Las operaciones de búsqueda de los buzos se retomaron con los primeros rayos de luz del martes, alrededor de las seis de la mañana hora local (medianoche en la España peninsular), tras hacer un parón nocturno, aunque sí las continuaron ininterrumpidamente drones submarinos y barcos con sistemas de ubicación por sonar. Catorce embarcaciones y tres helicópteros completan el dispositivo.

Los expertos rastrean aguas de una profundidad de entre 30 y 35 metros, a unos 15 kilómetros de la bahía de Karawang, en la isla de Java Occidental, donde se precipitó el avión poco después de despegar al amanecer del aeropuerto de la capital, Yakarta, rumbo a Pangkal Pinang, la principal ciudad de la región de Bangka, en la septentrional isla de Sumatra.

Didi Hamza, portavoz de la Agencia Nacional de Rescate de Indonesia (Basarnas), indicó en una rueda de prensa en Yakarta que el radio de búsqueda desde el punto en el que se cree se estrelló la aeronave se extiende ahora 10 millas náuticas (unos 18,5 kilómetros) frente a las 5 millas náuticas de ayer, según informa Efe.

“Por el momento, solo hemos encontrado fragmentos y no partes grandes (del avión)”, dijo Didi en la sede de Basarnas en Yakarta.

Hasta ahora se han recuperado solo una decena de cuerpos de los 189 ocupantes del avión (178 pasajeros adultos, además de un menor y dos bebés, seis miembros de la tripulación y dos pilotos), que han sido trasladados a hospitales cercanos para su identificación, según informó Muhammad Syaugi, director de la Agencia Nacional de Rescate indonesia (Basarnas). También se han hallado algunos restos del avión y efectos personales de las víctimas que han sido enviados a analizar.

Una de las prioridades ahora es encontrar la caja negra del aparato para determinar la causa del accidente. “Esperamos que hoy podamos encontrar más restos del avión y el fuselaje”, subrayó Soerjanto Tjahjono, del cuerpo de seguridad de transporte indonesio, informa Reuters.

Dos pescadores que faenaban entonces en aguas cercanas, Budi y Gauk (identificados solo por su nombre de pila, como muchos indonesios), fueron testigos del siniestro. Según recoge el diario hongkonés The South China Morning Post, los hombres sintieron el ensordecedor estruendo del avión al impactar contra el agua desde donde se hallaban con su barcaza. “Pudimos sentir primero la explosión debido a la ola que surgió en el mar”, indicó uno de ellos.

Junto al resto de aerolíneas indonesias, Lion Air fue incluida en una lista negra de la Unión Europea en 2007 que le prohibía volar en espacio aéreo comunitario por incumplir con los estándares de seguridad. El veto europeo sobre Lion Air, que ha sufrido al menos 15 accidentes, de mayor o menor grado, desde 2005, fue levantado en 2016. Solo el pasado junio la UE suspendió la prohibición sobre el resto de compañías indonesias.

El accidente vuelve a poner bajo el foco las aerolíneas del vasto archipiélago, distribuido a lo largo de más de 5.000 kilómetros y que, por ello, depende en gran medida del transporte aéreo para los desplazamientos. El tráfico aéreo del país se triplicó entre 2005 y 2017, según el Centro para la Aviación (CAPA), suponiendo un reto para la en ocasiones precaria infraestructura y capacidades técnicas del país.

“Aunque el país ha hecho muchos avances en los últimos años, aún queda mucho por hacer en materia de seguridad en Indonesia, que necesita endurecer sus normativas y regulaciones. El Gobierno también debe representar un papel mayor invirtiendo en aeropuertos, sistemas de control de tráfico aéreo y formación de la tripulación, entre otras áreas”, opina Yusof.

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