La nación

Más de 30 marines estadounidenses padecen daños cerebrales tras el ataque de Irán

Donald Trump con periodistas
El Pentágono ha desmentido en varias ocasiones la versión de Donald Trump sobre el ataque iraní a las bases en Irak/Foto: MICHAEL REYNOLDS/EFE

Trump aseguró que ningún militar había resultado herido

24 de enero de 2020 – Nueva York – Agencias.

El Pentágono ha informado que 34 soldados estadounidenses sufrieron traumas cerebrales en el ataque iraní con misiles a dos bases de EE UU en Iraq. Aunque la mitad de las tropas ya habrían sido dadas de alta y están de vuelta al servicio activo, al menos 17 soldados permanecen bajo observación. Primero fueron trasladados a un centro médico alemán, donde permanecen nueve de ellos, pero otros ocho fueron trasladados a EE UU, unos en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed (Washington), y otros en sus respectivas bases.

La noticia fue anunciada por el portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman, que aseguró durante una rueda de prensa el compromiso del departamento de Defensa de “ofrecer programas y servicios destinados a lograr los mejores resultados posibles para los miembros del servicio que hayan sufrido alguna lesión”. Hoffman añadió que “En las últimas dos semanas hemos visto el esfuerzo y el compromiso de nuestros profesionales médicos en Irak, Kuwait y Alemania para diagnosticar a todos y cada uno de los miembros que necesitan asistencia”.

Por supuesto sus declaraciones han despertado una cierta polémica, por cuanto el mismísimo presidente Donald Trump había asegurado en rueda de prensa, que ningún militar de Estados Unidos habría resultado herido durante los ataques. El Departamento de Defensa asegura que, cuando informaron a la Casa Blanca de que nadie había sufrido lesiones, se referían a pérdida de extremidades o lesiones de vista u oído. Trump insistió este miércoles en que ninguno de los soldados padecía ninguna dolencia seria, y que todo lo que le habían explicado es que sufrían “dolores de cabeza y un par de otras cosas”, pero reiteró: “no es muy grave, no es muy grave”.

Fue precisamente la teórica ausencia de heridos y muertos la que había justificado que la Casa Blanca no ordenara un segundo ataque contra Irán después de que el día 8 de enero aviones no tripulados del ejército de EE UU acabaran con la vida del general iraní Qasem Soleimani.

Mientras, el Washington Post informaba que el general estadounidense Alex Grynkewich, había declarado que haría cuánto fuese necesario para salvaguardar la salud de los militares heridos, resultaba imposible no recordar aquellas lesiones misteriosas del personal diplomático de EE UU en la Embajada de La Habana.

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