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Por qué en Alemania puedes conseguir un buen trabajo sin ir a la Universidad

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El 68% de los estudiantes alemanes que cursan FP Dual consiguen un empleo. En España, las trabas administrativas impiden el éxito del modelo

8 de enero de 2018 – Agencias.

En Alemania es un éxito. Se llama Formación Profesional Dual, consiste en compaginar durante dos años los estudios con prácticas en una empresa, de forma intercalada. El 68% de los estudiantes alemanes que lo cursan consiguen un empleo en esa misma compañía. A España la FP Dual llegó en 2012 y pese a que cerca del 70% de los alumnos logra un trabajo, solo el 0,4% de los estudiantes cursa esta opción frente al 17% de media de los países de la OCDE.

¿Qué está fallando? ¿Cuáles son las barreras para que este modelo no triunfe en España? “En la mayoría de los casos todo depende de la voluntad de un profesor, la responsabilidad de conseguir empresas que quieran formar a los aprendices recae sobre ellos”, cuenta Pilar Pineda, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona y coautora del estudio La FP Dual en los centros educativos: visiones del profesorado, publicado en 2017.

Una de las principales conclusiones del informe, en el que han participado 415 institutos de Andalucía, Asturias, Castilla y León, Cataluña y Madrid, es también la falta de coordinación entre las comunidades autónomas. “No existe una guía única y cada región aplica sus propios criterios. No hay consenso sobre cuestiones básicas como la remuneración de las prácticas, que es opcional y en algunas comunidades depende de la voluntad de las empresas”, añade Pineda. En Cataluña, por ejemplo, las empresas están obligadas a pagar a los estudiantes en función de las horas trabajadas, mientras que en Andalucía no. El estudio, elaborado con la colaboración de la Alianza para la FP Dual —una red de más de 600 empresas, centros educativos e instituciones impulsada por la Fundación Bertelsmann, la CEOE, la Cámara de Comercio de España y la Fundación Princesa de Girona— analiza los principales frenos para la implantación de la FP Dual en los centros educativos españoles.

El escenario para la proliferación del programa dual no es idílico. España tiene una de las peores tasas de escolarización en Formación Profesional de todos los países industrializados: solo el 12% de los alumnos están matriculados en FP (la media se sitúa en el 26%) y solo el citado 0,4% se beneficia del modelo dual. La falta de empuje por parte de las administraciones públicas es uno de los puntos destacados en el informe Panorama de la Educación 2017, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en el que compara los sistemas educativos de los 35 países miembro y varios asociados.

Los países con programas de FP bien asentados son más efectivos contra el desempleo juvenil, según indicaciones de la OCDE y de la Organización Internacional del Trabajo. De hecho, los alumnos de los ciclos formativos tienen un 74% de perspectivas de empleo en España frente al 63% de los que estudian secundaria, señala el informe. Durante el curso 2016-2017, casi 24.000 alumnos están cursando FP Dual en España (un crecimiento del 250% con respecto a 2013, curso en el que se matricularon 9.550 estudiantes) en 894 centros educativos y 9.916 empresas ofrecen plazas para cursar las prácticas.

¿Qué sucede en los centros públicos? Juan Carlos Amaya es profesor del IES Campanillas de Málaga desde hace 12 años y este es el segundo curso que su centro oferta el Ciclo de desarrollo de aplicaciones web en el formato dual. El primer año solo pudieron ofrecer 11 plazas, el segundo 19 y hay previsión de que alcancen las 30 el próximo septiembre. Como jefe de departamento, Amaya es el encargado de visitar a las empresas de la zona para tratar de cerrar acuerdos. Él es un privilegiado, asegura, porque su instituto está en el Parque Tecnológico de Andalucía y cuenta con un vivero de empresas de software a escasos metros. El propio Parque les cedió las instalaciones para integrarlos en el tejido productivo. “Hemos conseguido replicar el modelo alemán, pero no todos los centros tienen esta suerte. Hay muchos institutos en zonas rurales o poco industrializadas que no tienen empresas con las que cerrar acuerdos”, explica Amaya. Los alumnos de FP Dual del IES Campanillas pueden hacer sus prácticas en compañías como IBM o Indra y la inserción laboral, hasta la fecha, es del 100%. Todos los alumnos han sido contratados tras finalizar sus estudios.

Labor de los profesores

Amaya reconoce que para poner en marcha la FP Dual en un centro hace falta empeño por parte de algún profesor. “Supone más trabajo: hay que elaborar proyectos, modificar el plan de estudios… y muchas veces los funcionarios no se quieren complicar”, señala. En su caso, fue el antiguo director del instituto el que impulsó la conversión hacia la dual. En cambio, otros directores exigen trámites administrativos a los docentes para poder realizar las visitas a las compañías, son “más rígidos”, añade Amaya. Según el estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona sobre FP Dual, la mayoría de docentes no siente reconocida su labor por parte de la Administración.

Otro de los grandes frenos es la interinidad de los profesores. “No hay plantillas fijas y a largo plazo es muy complicado dar continuidad a los programas porque hay que mantener el contacto con las empresas y renovar los acuerdos cada año”, apunta. La privada, lamenta Amaya, les está ganando por goleada al tener más consolidado y profesionalizado el papel de los docentes que hacen de intermediarios entre el centro y la empresa. “El precio medio de matrícula de los ciclos de FP Dual en la privada de Málaga ronda los 6.000 euros por dos años, mientras que en la pública el coste es cero”, remacha Amaya.

Nestlé es una de las multinacionales implicadas en el lanzamiento de la FP Dual en España y desde el curso 2013-2014 han pasado por sus fábricas y oficinas en diferentes comunidades autónomas 191 alumnos, de los que 52 han sido contratados. “Hemos visto que en los centros privados el modus operandi está mucho más estructurado y los tutores ya saben lo que tienen que hacer en las empresas. En la pública van a puerta fría a las compañías, muchas veces sin el respaldo del centro”, opina Luis Miguel García, director de Recursos Humanos de Nestlé y miembro de la Alianza para la FP Dual. Precisamente la Alianza está esbozando una guía para orientar a los docentes sobre los pasos a seguir. “No podemos igualar a Europa de golpe, menos cuando no existen actores ni en el Estado ni en las comunidades autónomas que aúnen los criterios. El último interino no sabe por dónde empezar ni qué industrias de la zona requieren alumnos”, zanja.

La distancia entre los institutos y las zonas industriales es otro de los escollos. El IES Andrés Pérez Serrano, en la localidad andaluza de Cortes de la Frontera, puso en marcha hace tres cursos el Ciclo en aprovechamiento forestal y conservación del medio ambiente en la modalidad dual. Los alumnos deben recorrer 80 kilómetros (40 de ida y 40 de vuelta) para acudir al centro de trabajo, una empresa forestal con sede en la montaña. “Alquilamos un microbús expresamente para ellos, pero son los estudiantes los que tienen que asumir el coste: unos 100 euros al mes por persona”, señala María Jesús González, profesora del ciclo. De cara al próximo curso han conseguido que la Junta de Andalucía beque a los alumnos con menos recursos.

Más allá de los retos que afrontan los centros educativos, está la polémica en cuanto al tipo de prácticas que los estudiantes realizan en las empresas. En varios informes, los sindicatos UGT y CCOO alertan del poder que pueden ejercer las compañías entorno a la FP Dual y abogan por un modelo en el que primen los intereses del alumno y no las necesidades de la empresa. “La falta de coordinación entre la empresa, especialmente las pymes, y la escuela puede conducir a que el contrato de aprendizaje se convierta en una herramienta para acceder a mano de obra a menor coste”, denuncian los sindicatos en el informe La formación profesional dual como reto nacional, elaborado por IESE Business School y Citi Foundation.

Critican, además, que mientras la FP tradicional no discrimina a ninguno de los alumnos y todos tienen la oportunidad de hacer prácticas (durante tres meses al final del ciclo), la FP Dual es “selectiva”, ya que son las empresas o los docentes los que deciden qué alumnos pueden sumarse al programa. En España, en la mayoría de centros, no existen aulas exclusivas de FP Dual, sino que se mezclan los estudiantes de ambos modelos al no haber suficientes empresas dispuestas a formar a los alumnos.

“Una de nuestras reivindicaciones es poder elegir a los aprendices. Son dos años de relación y queremos asegurarnos de escoger a los que mejor encajan con nuestra cultura corporativa”, explica José Vallejo, responsable de expansión de Aldi en España. Para ello realizan un proceso de selección con encuentros cara a cara. Desde 2012 han formado a 82 alumnos y les han contratado a todos. “Las propias empresas no conocen las ventajas de la dual, mejora la rentabilidad de la compañía porque la plantilla se forma con perfiles adaptados a las necesidades que existen”, añade Vallejo. Los aprendices perciben la misma cantidad por hora trabajada que los trabajadores de plantilla. “Aquí no hablamos de cajeros, sino del colaborador que está en caja. Hay que dar valor a ese tipo de puestos, no son autómatas”.

Roberto Velasco, de 25 años, tuvo claro al terminar el Bachillerato que no iría a la Universidad. “Con la tasa de desempleo por las nubes, quería abrirme hueco en el mercado cuanto antes. No me veía estudiando cuatro años”, cuenta. En la agencia pública de empleo del Ayuntamiento de Getafe le informaron de un puesto en el supermercado Aldi ligado a un ciclo de FP Dual de comercio y marketing internacional. Fueron dos años durante los que ingresó unos 500 euros al mes. Ahora es primer asistente de tienda en el Aldi de Móstoles. “Las clases son parecidas a las de Secundaria, bastante teóricas, pero luego aprendes mucho sobre el terreno”, comenta Velasco.

Escasa promoción

La escasa promoción de la FP Dual es otro de los factores que empuja a los estudiantes a decantarse por la FP tradicional. Belén Gutiérrez, de 47 años, decidió que no cursaría la modalidad dual por falta de conocimientos sobre programación. De los 30 alumnos de su clase en un instituto de Málaga, solo 19 pudieron acceder a la dual en el ciclo de desarrollo de aplicaciones web. Ahora reconoce la ventaja competitiva de los colegas que sí se atrevieron. “Los días que coincidíamos en clase nos contaban los proyectos reales en los que estaban trabajando. Tenían acceso a información privilegiada de las últimas tendencias en el sector o simplemente conocían las preferencias de la empresa a la hora de contratar”, detalla. “Lo importante es cambiar el chip y entender que es una oportunidad para aprender. Es normal llegar un poco verde a la empresa”.

“No me cargues con este joven que no podré hacer mi trabajo”. Esta es una frase frecuente entre los empleados de las empresas que plantean implementar la FP Dual, según el estudio La formación profesional dual como reto nacional, de IESE y Citi Foundation. La figura del llamado tutor en las compañías es clave para el éxito del modelo dual, ya que supervisa la evolución del estudiante y se implica en su formación. “Que te asignen esa función debe ser visto como un premio, significa que la dirección confía en ti y pone en tus manos la responsabilidad de transmitir los valores a los futuros trabajadores de la compañía”, indica Ignacio de Benito, director de proyectos de la Fundación Bertelsmann. Este punto es otra de las demandas de la Alianza para la FP Dual, homologar un programa formativo para los tutores en las empresas.

La orientación profesional en los institutos es otra de las necesidades, según la Fundación Bertelsmann. “El profesor de Geografía puede analizar el tejido empresarial de la zona; el de Lengua preparar al alumnado para las entrevistas de trabajo con la redacción del currículum; el de Biología enseñar qué tipos de profesiones existen en ese campo. Todo el mundo puede participar y, en un paso posterior, se puede iniciar la coordinación también con empresas”, proponen en el informe de IESE y Citi Foundation.

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