La nación

Trump da la razón a Stormy Daniels para desactivar la demanda contra él

Michael Avenatti
El abogado de Stormy Daniels, Michael Avenatti, este verano en Las Vegas. AFP.

El presidente y Michael Cohen cambian de estrategia y renuncian a defenderse para evitar que el juez los llame a declarar

10 de septiembre de 2018 – Los Ángeles – Agencias.

La batalla de Donald Trump por hundir judicialmente a la actriz Stormy Daniels se ha convertido ahora en un intento por salir del enredo como sea. Los abogados de Donald Trump y Michael Cohen comunicaron durante este fin de semana al juzgado de Los Ángeles un cambio radical de argumentos. Han decidido que ella tiene razón en la esencia de su relato y que no merece la pena seguir litigando. Con este movimiento, intentan evitar que el juez les llame a declarar para dar su versión. El abogado de la actriz, Michael Avenatti, presentó el lunes un escrito argumentando que el caso debe seguir adelante.

El origen de la demanda de Stormy Daniels es que quiere anular el contrato de confidencialidad que firmó poco antes de las elecciones de 2016 con Michael Cohen, entonces abogado personal de Trump. A cambio de su silencio, Daniels cobró 130.000 dólares. En su demanda, Daniels afirma que el contrato era nulo, entre otras cosas, porque Trump nunca lo firmó y porque su objetivo era ilícito, como ayudar a la campaña electoral. El pasado 21 de agosto, Cohen se declaró culpable de este delito ante un juez de Manhattan y acusó a Trump de cómplice.

La demanda de Daniels estaba parada en un juzgado civil de Los Ángeles hasta que se resolviera ese juicio. La fecha fijada para aportar argumentos para reactivar el caso era este lunes, 10 de septiembre. El próximo 24 de septiembre se celebrará una vistilla para decidir si el caso sigue adelante.

Hasta ahora, la respuesta de Trump y Cohen, que fue quien canalizó el pago a la actriz, había sido negar los hechos, acusarla de mentir. Según avanzaba la investigación del FBI e iban apareciendo revelaciones en la prensa, poco a poco han ido reconociendo partes del relato. En este tiempo, la actriz ha ampliado la denuncia por difamación contra ambos por las cosas que han dicho sobre ella.

En el plano estrictamente judicial, Trump activó el arbitraje que prevé el contrato de confidencialidad y, por medio de una decisión de un árbitro independiente (un proceso en el que la parte de Daniels ni siquiera fue escuchada), logró una orden que obligaba a la actriz a guardar silencio. La actriz y su abogado desafiaron de nuevo el contrato con una entrevista en televisión. Los abogados de Trump amenazaron en el juzgado con pedir un millón de dólares a Daniels por cada violación del contrato, hasta 20 millones de dólares.

El abogado de la actriz, Michael Avenatti, se ha hecho un nombre propio en el universo de la resistencia contra Trump con la agresividad judicial y mediática con la que respondió a las amenazas de los abogados del presidente. Su principal objetivo en el proceso, aparte de lograr una indemnización para Daniels, es interrogar al presidente y a Michael Cohen bajo juramento y hacer públicos esos testimonios.

Ahora, la estrategia de Trump y Cohen parece ser evitar por todos los medios que tengan que declarar en el caso Stormy Daniels. Trump y sus abogados se han contradicho tantas veces en público sobre el caso en los medios que sería muy raro que el juzgado de Los Ángeles no los llamara a declarar para saber cuál es su versión bajo juramento. Avenatti ha dicho en los medios que sus argumentos para lograrlo se han visto aún más reforzados con la declaración de culpabilidad de Cohen sobre el pago. Hace menos de un año negaba su existencia.

El pasado viernes, Michael Cohen envió un escrito al juzgado en el que ofrecía de pronto dar por terminado el acuerdo de confidencialidad si Daniels devolvía los 130.000 dólares. De la misma forma, el abogado de Trump en este asunto envió un escrito diciendo que el presidente está dispuesto a aceptar el argumento de Daniels de que el acuerdo nunca fue válido si se le desvincula de la demanda.

El lunes, Avenatti respondió en el juzgado con un escrito durísimo en el que se niega a dar por terminado el caso. “El deseo repentino de los acusados de escaparse de este caso sin consecuencias reales refleja una realidad profundamente perturbadora: que los acusados han estado engañando sin vergüenza a este juzgado y al público americano durante más de seis meses”, escribe Avenatti. El abogado recuerda que la otra parte no solo negó los hechos, sino que amenazó con arruinar a la actriz. El propio Trump tuiteó que el acuerdo de confidencialidad “está vigente y con toda su fuerza”. Ahora dice que nunca fue válido y no tiene sentido defenderlo.

“La corte no puede permitir a los acusados salirse de este caso sin enfrentarse a consecuencias reales o una investigación seria sobre la verdad”, dice el escrito. Avenatti argumenta que si se deja ir, Cohen y Trump pueden seguir difamando a Daniels y diciendo en público lo que quieran sobre este asunto sin que haya sido establecida cuál es su versión bajo juramento. Además, los acusados no se han ofrecido a pagar los costes judiciales de Daniels.

Si fuera llamado a declarar, Trump podría intentar evitarlo recurriendo al Tribunal Supremo, pero los precedentes no están de su parte. Según la doctrina actual, el presidente no puede ser imputado mientras está en el cargo, pero sí debe acudir a declarar en los litigios civiles que se le presenten, como cualquier ciudadano. El precedente más claro es el del presidente Bill Clinton, que tuvo que declarar en la demanda por acoso sexual de una antigua empleada a la que conoció siendo gobernador de Arkansas, Paula Jones. De aquel testimonio salió la base para acusar después a Clinton de perjurio, un enredo que le llevó a ser el segundo presidente de la historia que se enfrenta a la destitución (impeachment) en el Congreso.

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