La nación

Trump canta victoria tras sabotear la cumbre OTAN

Trump en la OTAN
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su intervención en la cumbre de la OTAN.

Asegura que los aliados le prometieron 33.000 millones más en Defensa pero éstos lo niegan

13 de julio de 2018 – Agencias.

Tuiteó, llegó, tuiteó, amenazó y venció. O no. Con Donald Trump nunca se sabe. Lejos de intentar reducir las tensiones de la jornada anterior, el presidente de Estados Unidos llegó ayer a la reunión con los aliados de la OTAN con ánimos de reventar la cita. Al final, la sangre no llegó al río, pero la cuerda se sigue tensando. Según varias agencias internacionales, Trump llegó a amenazar a sus socios con abandonar la Alianza. Él mismo, si bien no confirmó este punto, tampoco lo negó. Al final de la reunión, en una rueda de prensa improvisada y algo caótica, el inquilino de la Casa Blanca sacaba pecho de haber conseguido arrancar mayores compromisos a sus socios para lo que constituye su obsesión: que el reparto de la carga sea más equitativo. Según su testimonio, los aliados se comprometieron ayer a aumentar el gasto en Defensa con 33.000 millones adicionales.

El problema es que ninguna delegación puso nuevos números sobre la mesa e incluso el presidente de Francia, Emmanuel Macron, llegó a desmentir este anuncio. El compromiso de los aliados sigue siendo, según manifestó el mandatario francés, el de aumentar el gasto hasta un 2% del PIB con el objetivo puesto en el año 2024. El miércoles, Trump sugirió aumentar esta cifra hasta el doble, el 4%. Se calcula que tan sólo 15 países de la OTAN llegarán a la meta del 2%.

Más allá de las especulaciones, fuentes diplomáticas explican fuera de micrófono que Trump llegó a la cita a primera mañana con un tono mucho más duro que en la jornada anterior. Los aliados estaban reunidos con Ucrania y Georgia, dos países que no forman parte de la Alianza, pero participan en sus operaciones. Saltándose la agenda del día, Trump dedicó su intervención a volver a exigir a sus socios europeos un reparto más justo de la carga. Según estas fuentes, el presidente de EE UU citó a España entre otros países, pero fue especialmente duro con la que se ha converitdo en su bestia negra: Alemania. Según este relato, Trump llegó a dirigirse a la canciller Angela Merkel por su nombre e incluso volvió a cuestionar la oportunidad de haber gastado dinero en una sede de la Alianza en Bruselas, reproche que ya hizo el año pasado en la inauguración del edificio.

Ante el tono utilizado por Trump, el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, decidió despachar a las delegaciones de Georgia y Ucrania y convocar una nueva reunión del Consejo Atlántico (únicamente los miembros de la Alianza). Para no crear más ruido del necesario, la nueva sesión fue abordada con el formato 1+1. Los jefes de Estado y de Gobierno prescinden de sus asesores y sólo cuentan como apoyo con una persona. En el caso español, fue la ministra de Defensa, Margarita Robles, la que acompañó a Sánchez.

Al término de este tenso encuentro, Trump cantó victoria y anunció un aumento en el gasto. Él mismo no fue capaz de especificar los nuevos compromisos de Alemania ni nuevas fechas. También reconoció que muchos países necesitan el aval de sus respectivos parlamentos. Pero para el presidente de EE UU, los números no son los enemigos, aunque le contradigan. Lo importante es el mensaje. «La OTAN es más fuerte hoy que hace unos días», dijo. Según Trump, «hemos conseguido mucho, han sido dos días increíbles. Todo el mundo ha estado de acuerdo en mantener sus compromisos y llegar a niveles de gasto nunca antes vistos. Ha sido un progreso tremendo».

Cuestionado sobre la posibilidad de salir de la Alianza y la necesidad de contar con el visto bueno del Crongreso estadounidense para ello, Trump cree que este escenario es ahora «innecesario», pero, fiel a sí mismo, cree que puede tomar esta decisión de manera autónoma. Y haciendo gala de su particular sentido del humor, se describió como «muy constante y un genio muy estable» cuando un periodista le preguntó sobre si cambiaría de opinión cuando partiera en el «Air Force One» hacia Londres.

Pero a los aliados no sólo les preocupa el Twitter de Trump. Poco ante de su reunión con Vladimir Putin en Helsinki el próximo lunes, la UE teme un posible reconocimiento de Washington de la península de Crimea, anexionada de manera ilegal por Putin. «Eso fue con Obama, yo no hubiera dejado que pasara. Él sí. ¿Qué ocurrirá ahora? No lo sé, no estoy contento con Crimea», se limitó a responder.

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