Latinoamérica Hoy

El Papa viaja este miércoles a Colombia para apoyar el proceso de reconciliación

mural papa
Un mural con la imagen del Papa en Cartagena de Indias. RICARDO MALDONADO ROZO. EFE.

5 de septiembre de 2017 – Roma / Bogotá – Agencias.

Cuando Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa anunció que venía del otro lado del mundo (Argentina) y proclamó que las periferias, sociales, geográficas y políticas serían su prioridad. Hoy, en su viaje número 20 como Pontífice, regresa a ese hemisferio en el que pocos lugares representan tan bien sus objetivos como Colombia. El viaje buscará apoyar la reconciliación del país, estimular la lucha contra la pobreza y enarbolar su discurso ecológico a las puertas de la Amazonia.

La expectación es enorme. El Papa juega en casa, y no solo por la espontaneidad que le otorgará hablar todo el tiempo en español ante los millones de fieles que le aguardan. Francisco llega a uno de los países más católicos del mundo, donde 45 millones de sus habitantes están bautizados y la Iglesia mantiene como en pocos sitios su vigor religioso e institucional. Por eso, desde el Vaticano y también desde Colombia, en boca de su vicepresidente Óscar Naranjo, se insiste en que el viaje tiene una vocación pastoral. Pero el país es hoy un cruce de caminos de la política latinoamericana que obligará realizar a abundantes referencias —más o menos claras— al conflicto con las FARC y a la crisis política y social de Venezuela.

Colombia atraviesa una transición sin precedentes en la historia reciente que para afianzarse necesita superar el escollo de la enorme polarización social. El proceso de paz con las FARC, la guerrilla más antigua de América, ha puesto fin a un conflicto armado con el Estado de más de medio siglo, pero su desarrollo ha contribuido a ahondar la brecha entre los partidarios del acuerdo y sus detractores.

La guerra con la insurgencia, que dejó 220.000 muertos y seis millones de desplazados, el paramilitarismo, el narcotráfico, la desigualdad han hecho de Colombia un país de víctimas y verdugos. La reconciliación de los ciudadanos y de la clase política aún está lejos. Y palabras como convivencia, odio y perdón impregnan el imaginario de una sociedad azotada por la violencia que se asoma ahora a una nueva etapa.

El contexto en el que se produce el viaje papal ha alimentado las expectativas sobre sus mensajes. El Papa, que inicia su visita en Bogotá y la termina el domingo en Cartagena de Indias, mantendrá un encuentro de oración mañana en la ciudad de Villavicencio con víctimas de la violencia, exguerrilleros, militares y policías. También irá a Medellín, la ciudad de Pablo Escobar que trata de sacudirse el estigma de símbolo mundial del narcotráfico, donde las autoridades esperan la asistencia de cerca de un millón de personas.

Colombia es el séptimo país con más católicos del mundo, y la Iglesia moviliza tradicionalmente el voto conservador, que en el referéndum celebrado hace un año inclinó la balanza en contra del acuerdo de paz con las FARC. Con todo, también los dirigentes de la antigua guerrilla celebran la visita de Francisco. “Hemos enviado cartas a Su Santidad pidiendo su respaldo a los esfuerzos de paz de Colombia. Nos respondió muy amablemente”, afirmó Iván Márquez, número dos de la organización, que se acaba de constituir en partido político.

Las FARC solicitaron un encuentro privado que finalmente no tendrá lugar. El Vaticano también ha descartado ya que el Papa vaya a reunirse en privado con representantes de la oposición venezolana ni con obispos de aquel país, como se especuló en las últimas semanas. No obstante, la gravísima crisis institucional que golpea a Venezuela sobrevolará indirectamente este viaje, que se produce 31 años después del que hizo Juan Pablo II. De hecho, Colombia comparte con el país vecino una frontera de 2.200 kilómetros que se ha convertido en una de las principales vías para huir del régimen de Nicolás Maduro. En julio, el Gobierno de Santos concedió visado a 150.000 venezolanos sin papeles.

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