Editorial

La Verdad (Parte II)

La Verdad (Parte II)

18 de junio de 2021 – por: El Director.

Es un reto que cada uno llevamos, defendemos con todo, nuestra verdad y por más que intenten otros, que también se creen poseedores de su verdad, de convencernos de que estamos equivocados, de que nuestra verdad es una falsedad, casi nunca lo logran o lo hacen a medias.

Trate usted de convencer a otros que no piensan como usted, de que un determinado partido político, por ejemplo, es el único por el que realmente vale la pena votar, esa tarea será muy difícil de lograr, tu verdad en contra de la verdad del otro. Ambos se creen dueños de la verdad y eso por hablar de un tópico político; pero lo mismo ocurre en diferentes escenarios, de seguro usted ha hablado o discutido de temas religiosos o de argumentos migratorios, del aborto, del matrimonio entre personas de un mismo sexo o cualquier otro tema controversial, cada uno se cree dueño de la verdad y algunos llegan a no aceptar discusión alguna.

Entonces:

¿Quién puede decir que es dueño de la verdad? ¿Quién ha visto todo lo que ve, ha oído todo lo que oye? ¿Quién ha oído los secretos que han escapado a los oídos de los hombres?

Todo el mundo dice: soy el dueño de la verdad. Todo el mundo quiere ser llamado realista. Las personas que piensan en términos de grados de verdad, se llaman racionalistas. Provienen de la escuela de pensamiento escéptico. Y así sucesivamente. ¿Pero sabes qué?

A todos nos gusta pensar que somos dueños de la verdad, pero en realidad no lo somos. Sólo percibimos el mundo a través de nuestros sentidos. Nuestras percepciones están limitadas a lo que vemos y a cómo encaja con nuestras ideas preconcebidas. Mientras vivamos en este mundo cada pequeña información que ingerimos es un dato al que no tenemos acceso completo. Siempre vamos a buscar pruebas que validen nuestras creencias. A menudo esas pruebas vienen en forma de relatos que otras personas ya han formado. Estas narrativas pueden ser validadas, pero el camino para entenderlas y convertirlas en conclusiones lleva tiempo y esfuerzo”.

No soy dueño de la verdad. Intento decir que sí, pero es una idea difícil de entender. No podemos señalar a nadie, vivo o muerto, como dueño de la verdad. Eso sería lo más arbitrario del mundo, ¿no? El narrador no tiene nada que decir sobre lo que le pertenece; sólo son accesorios para su historia. Este punto menor es una de esas cosas que no encajan del todo; todos escribimos nuestras propias historias en nuestro tiempo libre ignorando las que nos cuentan los demás, pero, entonces…

¿Quién es el dueño de la verdad? La verdad no es una cosa tangible, sólo puede ser captada a través del proceso de investigación y comprendida a través de la introspección. No está sujeta a debate ni a discusión. La verdad es algo que se construye para vivir, y que no puede ser arrebatada por nadie más que por nosotros mismos.

Esa es tu verdad, tu percepción personal del mundo que te rodea es la única realidad que puedes reclamar. Es sólo tuya y sólo tú decides si es válida; sólo tú puedes dar forma a cómo te forma. La suma total de tus creencias sobre el mundo -todas tus creencias sobre la gente y sus motivos, todas tus creencias sobre lo que está bien o mal- es en lo que te conviertes. Eso te da la libertad de decidir sin que otros te digan lo que tienes que pensar. Cada uno de nosotros nace con una información en la que debemos confiar. Tenemos la responsabilidad de aprenderla, protegerla y transmitirla. Cuanto más conoces el mundo, más te das cuenta de que la mayoría de la gente dice medias verdades o mentiras para encubrir algo mucho más grande. La mayor mentira que se cuenta es sobre lo que deberíamos saber. Y las redes sociales y el internet están llenas de ellas. Si eres lo suficientemente sabio como para ver a través de esto, entonces tienes razones más que suficientes para entusiasmarte con las posibilidades de acercarte más que otros a la verdad.

Y es en ese punto donde puedes reclamar la propiedad de una verdad, esta se convierte en una garantía de que es tuya sobre una base acordada. La verdad es algo que se puede reclamar, poseer y transmitir. Reclamar la propiedad de la verdad tiene sentido moral. Puede que no todos estemos de acuerdo con el valor último del conocimiento o la verdad, pero todo el mundo sabe que es valioso. De ahí la importancia de crear una comunidad de personas con ideas afines que compartan tus valores, es otra forma de promover tu reivindicación de la verdad. Puedes crear un grupo en línea o escribir un artículo en un blog animando a otros a perseguir sus pasiones. Puedes hacer algo tan sencillo como compartir un enlace de un buen escrito en Facebook cuando te sientas inspirado, Y créeme puedes ir todavía más allá.

Sin embargo, se cauto, recuerda las mentiras destruyen vidas, violan la confianza y dejan heridas emocionales que nunca dejan de sangrar. Son actos egoístas, realizados por una necesidad de excitación, control o venganza. Muy pocas personas son verdaderamente honestas consigo mismas, pero casi todo el mundo miente a los demás en algún momento de su vida…

 

El Director
Ing. Jairo Vargas
[email protected]
Latino News, LLC

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